Tomar decisiones es un proceso donde se elige entre varias alternativas, algo que los directivos hacen constantemente. Aplican sus modelos, analizan razonan la respuesta, tienen en cuenta las emociones, pero a veces el cerebro corre más que su conciencia y, en otras ocasiones, es su dominancia de hemisferio la que decide procesar los datos de una manera específica, lo que conduce a una decisión determinada por la fisiología de su cerebro.
En algunas decisiones se opta por postergar el placer inmediato a cambio de mayor recompensa posterior, en otras es todo lo contrario: la decisión se puede tomar desde dos centros distintos del cerebro.
Ante una decisión normal, es decir, sin presiones, el cerebro funciona con más capacidad. Utiliza los dos hemisferios para tomar su decisión.
Cuando el cerebro tiene una dominancia de la izquierda, se va a centrar en algunos detalles, mientras que si la dominancia es de la derecha, la visión va a ser más general. Esto nos lleva a otro matiz del cerebro y a otra toma de decisiones.
Al ser más cuidadoso con los detalles, el hemisferio izquierdo es bueno con los problemas técnicos. Recuerda muchas instrucciones y tiene muchas herramientas para solucionar ese tipo de problemas. Pero su fuerza es su debilidad.
El hemisferio derecho es más hábil al tener en cuenta los sentimientos de las personas implicadas en los problemas. Son un punto de vista importante cuando se analizan.
Teniendo en cuenta todo esto, es aconsejable mantener el cerebro “entrenado”, es decir, desarrollar el entramado neuronal necesario para crear fórmulas nuevas en todo momento sin olvidar que, además de experiencia, conocimientos, inteligencia, creatividad y habilidades para generar contactos y relaciones, debe tener capacidad de sentir ante cada caso y cada situación, ya que en ello consiste la toma de decisiones exitosas.
Tema de Lucia Sutil M. en su libro Neurociencia, Empresa y Marketing.
En algunas decisiones se opta por postergar el placer inmediato a cambio de mayor recompensa posterior, en otras es todo lo contrario: la decisión se puede tomar desde dos centros distintos del cerebro.
Ante una decisión normal, es decir, sin presiones, el cerebro funciona con más capacidad. Utiliza los dos hemisferios para tomar su decisión.
Cuando el cerebro tiene una dominancia de la izquierda, se va a centrar en algunos detalles, mientras que si la dominancia es de la derecha, la visión va a ser más general. Esto nos lleva a otro matiz del cerebro y a otra toma de decisiones.
Al ser más cuidadoso con los detalles, el hemisferio izquierdo es bueno con los problemas técnicos. Recuerda muchas instrucciones y tiene muchas herramientas para solucionar ese tipo de problemas. Pero su fuerza es su debilidad.
El hemisferio derecho es más hábil al tener en cuenta los sentimientos de las personas implicadas en los problemas. Son un punto de vista importante cuando se analizan.
Teniendo en cuenta todo esto, es aconsejable mantener el cerebro “entrenado”, es decir, desarrollar el entramado neuronal necesario para crear fórmulas nuevas en todo momento sin olvidar que, además de experiencia, conocimientos, inteligencia, creatividad y habilidades para generar contactos y relaciones, debe tener capacidad de sentir ante cada caso y cada situación, ya que en ello consiste la toma de decisiones exitosas.
Tema de Lucia Sutil M. en su libro Neurociencia, Empresa y Marketing.