
¿QUÉ HE APRENDIDO DURANTE ESTA CUARENTENA?
Qué hay circunstancias en la Vida que no puedo modificar y que tengo que aceptar, pero que tengo que encontrar la manera de mitigar el impacto. Que inicialmente existe la resistencia al cambio, la incredulidad y la negación, y que eso puede influir en la toma de decisiones oportunas. Que en nuestro imaginario guardamos la esperanza que “a mí no me va a afectar”, que es problema de otros, no mío, y hasta sentimos la tristeza y el sentimiento de solidaridad por las circunstancias de los demás, sin darnos cuenta o aceptar que nosotros podemos estar igual o peor. Que el grado de vulnerabilidad económica depende de nuestra dependencia de los sistemas financieros, que eso que nos enseñaron de “guardar en la época de vacas gordas, por si llegara alguna época de vacas flacas”, es un muy sabio consejo, que ojalá si antes no lo aprendimos, ahora sea una premisa de Vida. He re confirmado mi creencia que lo material es pasajero, circunstancial y muy vulnerable, en cambio la fuerza y valores emocionales, cognitivos y espirituales, en circunstancias adversas, se fortalecen, crecen y evolucionan y que se vuelven nuestro refugio seguro cuando todo lo demás desaparece y nos quedamos “sin piso”.
GERMAN B.
La cuarentena me llenó de preguntas al inicio y decidí enfrentarla como un experimento. Mayormente me preguntaba hasta qué punto era la peligrosidad. Aumenté mis búsquedas online revisando y compartiendo las informaciones que parecían sensatas para tranquilizar. Me senté a entender que esto era un tema fuerte al implicar tantos cambios y posibles riesgos para todos, por lo que aprendí a acercarme más a la familia y amigos para saber cómo se estaban sintiendo. Di gracias por las opciones que de inmediato se activaron en USA para no tener que salir de inmediato a buscar comida sino tomarme el tiempo que mi mente necesitaba para manejar el tema contagio, máscara, guantes, utilizando las nuevas opciones de delivery. Inventé un gym con las elásticas en una cerca, y luego en un banco donde las engancho y puedo hacer ejercicio. He aprendido mayor disciplina al tener que ajustar las actividades de acuerdo al sol y los cambios de horario. Reactive mi amor por sembrar. He sentido gran alegría y esperanza al ver florecer la creatividad y la generosidad de tantas personas. Unos han regalado canciones, otros conciertos musicales, otros poemas, y muchos han transmitido el deseo de motivar y alegrar. La unión en los seres humanos me ha llenado el corazón. Y definitivamente aprendí a entregarme completamente a mi trabajo disfrutándolo cada vez más.
ISBELIA B.
Qué hay circunstancias en la Vida que no puedo modificar y que tengo que aceptar, pero que tengo que encontrar la manera de mitigar el impacto. Que inicialmente existe la resistencia al cambio, la incredulidad y la negación, y que eso puede influir en la toma de decisiones oportunas. Que en nuestro imaginario guardamos la esperanza que “a mí no me va a afectar”, que es problema de otros, no mío, y hasta sentimos la tristeza y el sentimiento de solidaridad por las circunstancias de los demás, sin darnos cuenta o aceptar que nosotros podemos estar igual o peor. Que el grado de vulnerabilidad económica depende de nuestra dependencia de los sistemas financieros, que eso que nos enseñaron de “guardar en la época de vacas gordas, por si llegara alguna época de vacas flacas”, es un muy sabio consejo, que ojalá si antes no lo aprendimos, ahora sea una premisa de Vida. He re confirmado mi creencia que lo material es pasajero, circunstancial y muy vulnerable, en cambio la fuerza y valores emocionales, cognitivos y espirituales, en circunstancias adversas, se fortalecen, crecen y evolucionan y que se vuelven nuestro refugio seguro cuando todo lo demás desaparece y nos quedamos “sin piso”.
GERMAN B.
La cuarentena me llenó de preguntas al inicio y decidí enfrentarla como un experimento. Mayormente me preguntaba hasta qué punto era la peligrosidad. Aumenté mis búsquedas online revisando y compartiendo las informaciones que parecían sensatas para tranquilizar. Me senté a entender que esto era un tema fuerte al implicar tantos cambios y posibles riesgos para todos, por lo que aprendí a acercarme más a la familia y amigos para saber cómo se estaban sintiendo. Di gracias por las opciones que de inmediato se activaron en USA para no tener que salir de inmediato a buscar comida sino tomarme el tiempo que mi mente necesitaba para manejar el tema contagio, máscara, guantes, utilizando las nuevas opciones de delivery. Inventé un gym con las elásticas en una cerca, y luego en un banco donde las engancho y puedo hacer ejercicio. He aprendido mayor disciplina al tener que ajustar las actividades de acuerdo al sol y los cambios de horario. Reactive mi amor por sembrar. He sentido gran alegría y esperanza al ver florecer la creatividad y la generosidad de tantas personas. Unos han regalado canciones, otros conciertos musicales, otros poemas, y muchos han transmitido el deseo de motivar y alegrar. La unión en los seres humanos me ha llenado el corazón. Y definitivamente aprendí a entregarme completamente a mi trabajo disfrutándolo cada vez más.
ISBELIA B.