
La felicidad laboral se incorporó como uno de los temas más importantes dentro de las organizaciones, más a fondo dentro del área de recursos humanos como sinónimo de bienestar y de motivación con un objetivo: aumentar la productividad de los empleados.
Conseguir la felicidad en el trabajo es posible, pero hay que saber que se trata de dos partes: Por un lado, las empresas tienen que generar las políticas propicias, tener las reglas claras y entrar en conciencia de que va a haber un cambio por el bien de la organización y, por otro lado, los profesionales tienen que poner un poco de su parte para que todo funcione.
Las empresas son responsables de crear las condiciones adecuadas para que los empleados puedan experimentar bienestar general, deben ser capaces de brindar un ambiente seguro que incluya el equilibrio emocional del clima laboral. Las organizaciones están en el deber de proveer un ambiente emocional seguro, con reglas y límites claros para cada posición, desafíos, libertad de acción y fomento de la creatividad e innovación. Los líderes deben invitar a sus equipos a ser personas responsables y comprometidas con su felicidad y con su propia satisfacción.
Ahora bien, como se mencionó anteriormente la felicidad es un asunto compartido en las organizaciones, la empresa hace su parte pero el individuo se compromete también consigo mismo, a dar buenos resultados, cumplir con los roles que se le asignan, entregar a tiempo las tareas dadas, cumplir con los horarios estipulados, entre otros.
Existe una línea delgada entre ser una organización flexible, que genere un ambiente seguro físico y mental para los empleados, que los lideres tengan el chip de ser nuevos líderes más amables y consientes del bienestar de los empleados y el comportamiento paternalista, esté ultimo no debe estar permitido y hay que saber que se debe hacer un alto, ya que este limita las capacidades personales y el potencial de cada colaborador.
Finalmente la responsabilidad de una organización es hacer que crezca e impacte a través del logro de sus metas globales, pero además hacer que las personas que trabajen en ella crezcan también, desarrollen y fortalezcan sus competencias personales y profesionales y no sean “mutilados” por el paternalismo que mal entiende el brindar un espacio de trabajo para ser “felices”
En definitiva la felicidad no está en el proceso ni en el resultado, está en el sentido que le damos a las cosas y este sentido que tú le pones a lo que haces, lo convierte en algo tan importante que generará seguramente resultados positivos.
SANDRA BORRERO ORTIZ
Master Coach de IHCA
Conseguir la felicidad en el trabajo es posible, pero hay que saber que se trata de dos partes: Por un lado, las empresas tienen que generar las políticas propicias, tener las reglas claras y entrar en conciencia de que va a haber un cambio por el bien de la organización y, por otro lado, los profesionales tienen que poner un poco de su parte para que todo funcione.
Las empresas son responsables de crear las condiciones adecuadas para que los empleados puedan experimentar bienestar general, deben ser capaces de brindar un ambiente seguro que incluya el equilibrio emocional del clima laboral. Las organizaciones están en el deber de proveer un ambiente emocional seguro, con reglas y límites claros para cada posición, desafíos, libertad de acción y fomento de la creatividad e innovación. Los líderes deben invitar a sus equipos a ser personas responsables y comprometidas con su felicidad y con su propia satisfacción.
Ahora bien, como se mencionó anteriormente la felicidad es un asunto compartido en las organizaciones, la empresa hace su parte pero el individuo se compromete también consigo mismo, a dar buenos resultados, cumplir con los roles que se le asignan, entregar a tiempo las tareas dadas, cumplir con los horarios estipulados, entre otros.
Existe una línea delgada entre ser una organización flexible, que genere un ambiente seguro físico y mental para los empleados, que los lideres tengan el chip de ser nuevos líderes más amables y consientes del bienestar de los empleados y el comportamiento paternalista, esté ultimo no debe estar permitido y hay que saber que se debe hacer un alto, ya que este limita las capacidades personales y el potencial de cada colaborador.
Finalmente la responsabilidad de una organización es hacer que crezca e impacte a través del logro de sus metas globales, pero además hacer que las personas que trabajen en ella crezcan también, desarrollen y fortalezcan sus competencias personales y profesionales y no sean “mutilados” por el paternalismo que mal entiende el brindar un espacio de trabajo para ser “felices”
En definitiva la felicidad no está en el proceso ni en el resultado, está en el sentido que le damos a las cosas y este sentido que tú le pones a lo que haces, lo convierte en algo tan importante que generará seguramente resultados positivos.
SANDRA BORRERO ORTIZ
Master Coach de IHCA